Las vacaciones han llegado a su fin, y por consecuencia, la vuelta al trabajo y a la rutina.
Durante las vacaciones modificamos nuestro ritmo por completo, descansamos más, madrugamos menos, huimos de la rutina… y nuestro cuerpo y nuestra mente lo agradecen; pero al entrar de nuevo en contacto con la realidad, y además hacerlo de forma brusca, sin la transición correcta, puede surgir cierta sintomatología que, no obstante, acabará desapareciendo en el momento exacto en que la adaptación a la vida normal acabe teniendo lugar.
A nivel físico, los síntomas se pueden manifestar en forma de fatiga, cansancio, sueño, falta de apetito y dificultad para la concentración.
A nivel psicológico, se apreciaría una conducta de falta de motivación e interés, irritación y nerviosismo, así como de tristeza, por lo que los síntomas se pueden llegar a confundir con síntomas depresivos, pero la diferencia fundamental radica en el factor desencadenante de los mismos (la vuelta al trabajo y a la rutina tras el período vacacional), así como la durabilidad de éstos en el tiempo (no superior a 15 días aproximadamente, que es el tiempo estimado de adaptación a nuestras actividades).
Para hacer frente a la rentrée laboral de la mejor forma posible, Irene Giménez, Psicóloga del Institut Dra. Natalia Ribé, nos propone los siguientes tips:
- No querer solucionar todas las tareas laborales pendientes de golpe. Cuando regresamos de vacaciones, no es extraño encontrarnos con miles de correos y papeles, y querer responder a todo a la vez nos lleva a angustiarnos y entristecernos. Hay que ponerse pequeñas metas, e intentar ir solucionando y gestionando el trabajo paso a paso. Debemos pensar que no somos los únicos que regresamos de vacaciones, de manera que el resto también necesitará estas dos semanas de transición para ir adaptándose.
- Intentar que la vuelta a la rutina no sea radical, es decir, al salir del trabajo, intentar hacer alguna actividad parecida a la que hacíamos en vacaciones: ir a tomar algo con los amigos, ir un ratito a la playa, salir a cenar fuera, hacerse algún tratamiento de belleza… Cualquier cosa que nos permita desconectar y nos ayude a regresar a nuestro día a día paulatinamente.
- Realizar deporte también ayuda. El deporte hace que liberemos endorfinas, y por tanto nos sintamos mejor. De ese modo, nuestra sensación de tristeza porque nuestras vacaciones han llegado a su fin será menor.
- Por último, hay algunos trucos a la hora de organizar nuestras vacaciones, que también pueden ayudarnos, como volver a trabajar entre semana en lugar de un lunes, así acortamos nuestra primera semana; otra opción es, en lugar de realizar el mes seguido de vacaciones, segmentarlas.
En cualquier caso, lo fundamental es no exigirnos más de lo debido a nuestro regreso, y entender que necesitamos adaptarnos paulatinamente a la vuelta al trabajo y a la rutina.
Irene Giménez, Psicóloga del Institut Dra. Natalia Ribé